Reformas Errenteria

Rentería a 16 de Octubre de 2015. En relación con el escrito de fecha 06 de octubre de los corrientes realizado por Alberto en relación a la insatisfacción obtenida por el trabajo realizado en su vivienda y llevado a cabo por Juan Carlos Gabino Calderón (Reformas Errenteria) quiero expresar lo siguiente:

Primero.‐ Que la obra realizada fue ejecutada a satisfacción del cliente, y no solo del mismo, sino de sus familiares que actuaron como inspectores de la misma.

Segundo.‐ Que en el presupuesto, se indicaba una fórmula de pago que Alberto no cumplió prácticamente desde el principio. Haciendo frente a las partidas según le convenía y jugando con lo que todo el mundo sabe, qué el que paga manda y marca las pautas.

Tercero,‐ Que no realizó el pago total de lo estipulado y aceptado.

Cuarto.‐ Que durante la ejecución de la obra, mantuvo una postura de injerencia total y absoluta, realizando variaciones sobre lo presupuestado y tratando directamente con los profesionales que la estaban ejecutando de la mano de Reformas Errenteria. Dicha injerencia llegó al extremo de mandar hacer trabajos que abonó a terceros.

Quinto .‐ Que trabajos de carpintería acometidos por Alberto, tuvieron como conclusión una desacertada finalización que ha intentado imputarme a mí.

Sexto.‐ Que, en resumidas cuentas, la personalidad de Alberto ha sido el detonante de esta situación, para nada agradable.

Yendo a la literalidad de lo anotado en su escrito de desagrado, hay que decir que, lo que le reclamé fue el diferencial que existía entre lo aceptado como precio y las cantidades que fue haciendo frente.

Cuando Alberto dice que el juez le da la razón, miente.

Lo que realiza Alberto es una demanda de reconvención en la cual aduce que, la colocación de las ventanas de PVC que se realizaron en su vivienda, estaban mal puestas.

Pues bien, hay que decir que la sentencia es concluyente, están perfectamente montadas y niveladas.

En definitiva, el fondo de su demanda de reconvención, es desestimada por el juez.

La cuantía que se fija como indemnización es, lo que el juez entiende, lo cobrado como trabajo extraordinario y que según el juez dice que no debería haberse producido, esto es, la reparación de las mochetas a la hora de colocar las ventanas de la sala.

El fondo de mi recurso está sustentado en que la reparación de las mochetas no son elementos que se hayan de entender dentro de un presupuesto de colocación (por cambio) de ventanas.

Hay que indicar que la casa de Alberto es un edificio de estructura de madera.

Por todo lo dicho, solo me queda pedir y apelar al sentido común de aquellas personas, tanto profesionales como particulares que leyendo esto y sacando sus conclusiones, sean capaces de

no juzgar a un profesional que se gana la vida honradamente por una persona que, sin profundizar más en la cuestión, parece que lo que quiere es abaratar sus costes de reforma.

Juan Carlos Gabino Calderón.