Díaz de Alda

Información sobre Díaz de Alda

Durante más de cuarenta años nuestra empresa ha ido cosechando conocimientos y experiencias en el ámbito de la carpintería convencional y de armar, tanto en su vertiente de fabricación como en el montaje.

En el año 1.999 llevamos a cabo una decisiva apuesta por la especialización en el sector de la construcción en madera, al obtener los derechos de patente de la tecnología RONKAL.

Paralelamente se adquirieron también los derechos de la patente internacional IRURISISTEM.

Desde entonces hemos venido desarrollando la tecnología necesaria, poniendo a punto cada uno de los detalles constructivos del novedoso sistema y realizando las pruebas tendentes a propiciarle una salida exitosa al mercado.

Hoy nos sentimos satisfechos por los logros obtenidos.

Estos no hubieran sido posibles sin un conocimiento y sentido vocacional por la madera muy profundos, de todas aquellas personas que integran nuestra empresa y de cuantos han colaborado en su consecución.

Sin embargo, somos conscientes de que a pesar del esfuerzo realizado, estamos tan sólo al inicio de una andadura en la que deberemos mantener constante nuestro celo e inquietud investigadora, procurando siempre la mejora de nuestros productos en la medida que nuevas técnicas, procesos o materiales, nos permitan avanzar por la exigente senda que hace posible poder ofrecer un producto, simplemente bienr ealizado.

Nuestra vocación: Poder disponer de tecnología propia no mermó nuestra inquietud por seguir investigando.

Hoy es el día que nuestra empresa, Díaz de Alda, cuenta con una nueva patente para la construcción modular en madera maciza técnicamente denominada IRURI-SISTEM.

Un sistema constructivo compatible con nuestra anterior tecnología y que aporta importantes innovaciones tanto técnicas como estilistas.

Flexibilidad en la construcción

 Montaje y mantenimiento propio

Tiempos mínimos de montaje

Excelentes valores de aislamiento térmico y acústico

Señas de identidad propias que trasladamos a cada proyecto. Nuestra vocación decarpinteros justifica nuestra exigencia en los acabados.